Un tiempo después de empezar con este blog (febrero 2011)
encontré un escrito mío de cuando iba a la facultad (debía ser sobre el 2001).
Recuerdo el día que lo escribí, recuerdo estar en una de
esas aulas grandiosas de mesas continuas con banquetas plegables.
Recuerdo perfectamente la situación concreta que me llevó
a esa reflexión y a querer plasmarlo para no olvidar y recuerdo muy claramente
cómo me sentía.
Recuerdo ahora cómo era mi vida entonces y también lo
recordé cuando leí lo escrito diez años después de haberlo escrito.
Entre esos dos momentos todo había cambiado pero realmente
todo seguía igual. Yo seguía siendo igual. Mucho había llovido y mucho había
pasado y aprendido yo en esos 10 años de separación entre un momento literario
y otro, pero sorprendentemente para mí (siempre convencida de mis
transformaciones) me encontré leyendo algo antiguo y pensando ‘esto lo podría
haber escrito ayer’.
Hoy me planteo retomar el blog. He releído todas las
entradas antiguas y he vuelto a publicar las entradas que más me gustan, ya sea
por cómo están escritas o por cómo describen situaciones, momentos y sentimientos. Pero
ya no me reconozco en esas palabras.
Ya no soy ella.
Para lo bueno y para lo malo.