Hoy me he levantado con un nudo en la garganta. Un nudo que sigue ahí.
Mi cuerpo lleva días intentado decirme algo que escucho pero que no entiendo. Creía que era un malestar propio de estar enamorada y por querer estar con alguien para quien sólo soy un entretenimiento pasajero. Pero creo que, una vez más, él no es una causa, sino un síntoma.
Siempre soy yo. Mi vida gira entorno a mí por más que me resista a reconocerlo. Mi ser es mucho más inteligente que yo y siempre me dice la verdad. A veces mi yo cree que lo que mi ser le intenta comunicar es sobre mi exterior, sobre las cosas que me pasan y las personas que me afectan, pero no. Nunca. Siempre se trata de mí.
Vuelvo a estar ahí. En ese punto extraño donde nada parece tener demasiado sentido. Nada está en su sitio, nada encaja bien.
Es uno de esos días en los que me levanto y pienso: ‘¿Qué coño estoy haciendo? ¿Qué diablos me pasa?’ (es que en estas situaciones me enfado un poco y a veces cuando me enfado digo tacos. A veces también digo tacos sin estar enfadada…).
Es uno de esos días en los que mi ser, harto de que mi yo no se acabe de enterar e interprete las cosas como no son, toma el mando de mis huesitos y me obliga a darme cuenta, a ser consciente de verdad, a abrir el corazón, los ojos y las tripas, me obliga a ver, a respirarme y a olerme, y a sentir quien soy y a sentir que no estoy dónde debo.
Jode.
Tengo la sensación de haberme dejado llevar por las circunstancias otra vez y otra vez encontrarme en un sitio que no es el que me corresponde.
Llevo meses necesitando huir, irme a vivir a otro lugar, no estar, necesitando estar sola unos días para poder escucharme y entenderme, pero siempre dejo que el día a día me ate y me agrise.
Llevo meses sabiendo que algo se cuece ahí dentro, a la expectativa, esperando algo sin tener ni idea de qué. Llevo meses bastante perdida y desubicada.
Siento que a mi vida le falta pasión. Mi pasión, para ser precisos. Nunca me lo había planteado. No sé por qué pero es una palabra muy poco presente en mi divagar y ahora me percato de que siempre ha estado ahí, saludándome con la mano desde la puerta, y que yo siempre la he ignorado. Creo que hasta evitado. No lo entiendo. Tal vez no estaba preparada para ver. Tal vez no quería estarlo.
Ahora veo que siempre la he necesitado y siempre la he echado de menos, y que siempre la he buscado inconscientemente pero siempre me he despistado por el camino con otras cosas. Cosas que han nutrido a mi yo pero no han nutrido a mi ser.
Pero no quiero encontrar esa pasión a través de otra persona y depender de ella para estar bien y entera. Tengo que ser yo. Sola. Este es mi aprendizaje. Quiero poder tener acceso a mi propia pasión, que no sé dónde está, pero que la siento aquí dentro y que no sé como desencallar y sacar. Quiero encontrarla y atenderla como se merece, después de años de ignorancia.
Sé que está todo dentro de mí, que da igual dónde se encuentre mi cuerpo geográficamente, que mi ser y mi yo son bastante inseparables, pero creo que necesito un cambio externo como catalizador del cambio real, que no veo cómo afrontar en las misma circunstancias de siempre. Necesito salir de esta piscina y romper con la inercia en la que nado.
Ahora entiendo a los que me ven. A los que me miran y ven lo que hay más allá de mi delgadez, de mi sonrisa o de mis palabras. Aquellos que casi sin conocerme o conociéndome bien, me miran y me dicen: ‘sácalo niña’ y yo pienso ¿sacar el qué? Coño, el qué! Pero si es como un monstruo enorme metido en una niña pequeña y flaca! ¿Cómo he podido no verlo?
Bueno, ahora ya lo tenemos aquí. Ya no podemos ignorarlo. Sólo falta ver por dónde nos sale.
Sona prometedor... L'enhorabona per la consciència d'allò que vols canviar i ànims per canviar-ho! :)
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