Hoy he ido al cine a ver unos cortos. Dos de ellos para ser más precisos.
He intentado no
ir sola, pero no lo he logrado. No tengo demasiado poder convocatoria (si no me
ayuda Pol).
Me daba un poco
de pereza ir sin nadie con quien comentar la jugada, pero como empiezo a estar
cansada de no hacer cosas que quiero hacer sólo porque no encuentro quien me
acompañe a ver pelis raras o exposiciones raras, pues he decidido hacerlas sola
y comentarlas mentalmente y luego largaros el rollo en el blog :-D
El caso es que he
ido por mi cuenta.
He llegado 10
minutos antes de la hora de inicio anunciada y estaba todo el mundo fuera del
cine. El público me ha parecido extrañamente variopinto.
Dado el carácter
del tema (el tema de los cortos/cine de autor parece ir siempre rodeado de
cierto aire de ‘moderno gafapasta de tejanos ajustados y camisa de cuadros
sobre camiseta blanca’) esperaba que hubiese una docena de hippsters como
mucho, ellos con sus bigotillos sin barba y ellas... también, pero con jersey
de abuelita y sin sujetador.
En lugar de eso
me he encontrado con gentes de edades muy variadas. Eran familias enteras.
Había padres, abuelos, jóvenes, niños, algún moderno de esos, alguna moderna de
esas, no sé, de todo un poco. Y yo.
Y además parecían
conocerse todos. El ambiente era más el de las familias cuando se encuentran
esperando al autobús que les trae a los niños después de las colonias de
verano, con ese reconocerse de otras veces y esa expectación e ilusión por ver
a sus hijos, que el ambiente de ir al cine a ver una modernez.
He observado un
poco y pensado otro poco y he llegado a la conclusión que serían las familias,
amigos y demás allegados de los directores, productores y actores de las pelis
en cuestión.
Como en cualquier
evento de este tipo, siempre hay alguien que sobresale, o que al menos lo
intenta. En este caso era un chico de unos veintitantos, que saludaba con una
efusión peculiar a mucha gente, su tono de voz era un poco más alto que el de
los demás y he pensado que sería uno de los directores, ebrio de un
protagonismo ansiado y nuevo.
La entrada libre
en este país siempre es un momento complicado, pudiendo llegar a ser crítico,
en el que nos debatimos entre la educación, el que pensarán y el ansia por
llegar primeros a coger sitio...
En los otros
países no sé como debe ir este tema, pero desde que vi a un grupo de nórdicos
haciendo cola para cruzar la Gran Vía ordenadamente al ponerse verde el
semáforo, ya me creo cualquier cosa!
Estar en esa sala
era como estar presente en una gran reunión familiar de una familia que no es
la tuya.
También me ha
recordado cuando voy a ver cosas de danza, pero sin tanto esnobismo (que ya es
decir), ni tanta pose, con más naturalidad y muuucho mejor rollo. Y mejor
proporción entre hombres y mujeres, y ahora que lo pienso, me ha parecido que la media de la altura era más bien baja, especialmente en ellos... igual que en la Feria de Abril... no sé, será que el cine y la farándula es cosa de jóvenes bajitos.
La sala se ha
llenado. Finalmente han apagado la luz y la gente se ha callado.
Los cortos:
Mi pequeño ello:
El título me ha
sonado a Coixet.
Sólo empezar la
película, me ha venido a la cabeza la Yocasta de Martha Graham y esas películas
antiguas, casi mudas, con aire de experimentales para la época (y para ahora
aún más), sobre tragedias super trágicas que escribían los griegos antiguos...
Pues eso es lo que fue.
Tu mateix:
Es una peli
sincera, clara y sencilla, desnuda, sensible, muy real y, sobre todo, muy
humana. La he encontrado muy interesante. Me ha gustado estética y
emocionalmente. La recomiendo a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad e
interés por el comportamiento y por las relaciones humanas, en este caso
familiares.
Me ha recordado a
Blog, pero en profunda.
Notas:
Creo haber sido
la única persona que ha asistido a este pase de los cortos voluntariamente y
sin tener vinculación alguna con los mismos.
La Yocasta de la Graham:
Los Hippsters: